Un pequeño empujón: Economía del Comportamiento Aplicada a Políticas Públicas

Las Políticas Públicas son más que elecciones, partidos y coaliciones. Esta rama de la economíatambién se enfoca en el análisis de programas de gobierno con el objeto de mejorar el impacto de estos en la sociedad. Justo aquí, es donde entra el análisis de comportamiento de las políticas públicas.

La primera aproximación de la Economía del Comportamiento aplicada a las políticas públicas fue planteado en el trabajo de Thaler y Sunstein llamado “Paternalismo Liberal” en el cual los autores exponen que la mayoría de las decisiones que toman los individuosson influenciadas por el entorno en el que se encuentran. Por lo anterior, para que las personas no tomen una decisión de la que probablemente se arrepientan en un futuro, se tiene que cambiar el entorno con la intensión de que esto los “empuje” a tomar mejor decisión posible. Aquí es donde entran en acción los llamados “arquitectos de decisión”.

Los “arquitectos de decisión” ordenan el entorno de tal manera que ayuden a los individuos a tomar mejores decisiones en el mediano y largo plazo o, en otras palabras, les dan un “pequeño empujón” al camino correcto. En su libro, Thaler y Sunstein definen el empujón como “cualquier aspecto de la arquitectura de decisión que altera el comportamiento de las personas de forma predecible sin prohibir ninguna opción, ni cambiar significativamente sus incentivos económicos”.

Este tipo de intervenciones ya se han dado en otras partes del mundo como en el Reino Unido con el Behavioral Insights Team (BIT) , en los Estados Unidos de América con el Social and Behavioral Sciences Team (SBST) e incluso el Banco Mundial está impulsando la aplicación de técnicas de comportamiento a las políticas públicas en otras latitudes pues, en palabras del ganador de Premio Nobel Daniel Kahneman, ayudan a obtener ganancias medianas con micro inversiones.

Debemos entender estas técnicas como un set de herramientas que amplían la gama de intervenciones que los creadores de política tienen a su alcance para mejorar el impacto de los programas gubernamentales. Lo anterior, no por el hecho de que las técnicas tradicionales no funcionen, sino porque estas técnicas conductuales pueden llegar a generar mayores impactos siendo menos agresivas e impopulares para la sociedad.

De acuerdo al trabajo de Bhargava y Loewenstein titulado “Behavioral Economics and Public Policy 102: Beyond Nudging”, los creadores de política deben de seguir estos tres principios para expandir la aplicación de economía conductual en las políticas públicas:
 

  1. Simplificar los ambientes para la toma de decisiones.

  2. Proteger fuertemente a los consumidores de las campañas conductuales.

  3. Mejorar el diseño e implementación de políticas públicas basadas en economía tradicional.


El primer punto tiene que ver con la forma en la que hoy en día son presentados los productos a los consumidores y la dificultad que estos últimos tienen para tomar una decisión informada. Un ejemplo son los productos financieros de largo plazo, pues la mayor parte de la sociedad no entiende de tasas reales y tasas nominales o la diferencia entre interés compuesto e interés simple pero la mayoría cuenta con un fondo de ahorro para el retiro. Lo anterior, lleva a concluir que un alto porcentaje de nosotros contamos con un producto financiero el cual no entendemos por la complejidad de su estructura y la gran cantidad de opciones que existen en el mercado.

Esta es un área interesante en la que los economistas del comportamientohan trabajado mucho y, las conclusiones de intervenciones previas,  ayudarían a los creadores de política a tratar de hacer una de las siguientes dos opciones: simplificar los productos o reducir la cantidad de productos en el mercado.

El segundo principio es de suma importancia pues las compañías de productos y servicios llevan años implementando técnicas de cambio de comportamiento sobre los consumidores. Dichas técnicas, orillan a los individuos a no tomar la mejor decisión, lo que podría generar que estos tuvieran problemas de salud o financieros en el futuro. Si lo anterior lo escalamos a un gran número de personas, se traduce en un mayor gasto para el gobierno destinado a solucionar problemas en lugar de prevenirlos. Por ello, es de interés de los creadores de política ayudar a la sociedad a combatir las técnicas que las compañías están implementando con la finalidad deprevenir malas decisiones e intentar llegar a un mayor bienestar social.

Por último, el tercer principio permitirá generar una mayor eficacia en la estructura en la que están planteados los incentivos hoy en día. Al hacer esto, alterará significativamente la forma en la que los individuos perciben dichos incentivos al hacer cambios prácticamente imperceptibles. Lo anterior se debe a que las políticas públicas tradicionales no consideran variables de comportamiento que afectan el proceso de decisión de la mayoría de las personas. Al no considerar dichas variables, están perdiendo un área de oportunidad muy importante para mejorar el desempeños de sus iniciativas.

Sabemos que la tarea que tienen los economistas del comportamiento en el ámbito gubernamental es muy complicada pero la combinación de economía tradicional con Económica del Comportamiento puede ayudar a las políticas públicas de muchas maneras. Para logar ganar terreno en esta materia, es muy importante ir paso a paso incorporando herramientas de comportamiento a los programas de gobierno pues el éxito de las intervenciones previas es innegable. Sin lugar a dudas, vale la pena hacer esta pequeña inversión con la meta de tener mejores resultados y mejorar la vida de la sociedad en la que vivimos.