Volver al presente
Las personas siempre estamos poniéndonos metas para alcanzar nuestros objetivos, ya sea algo trivial como arreglar "la pequeña fuga del baño", ver a una amigo que no hemos visto en un largo tiempo o quitar las luces de Navidad; o incluso algo que nos lleve más tiempo y esfuerzo como hacer ejercicio al menos tres veces a la semana, ahorrar dinero para un auto nuevo o escribir la novela que siempre hemos querido escribir.
Pero, ¿Qué es lo que nos impide alcanzar esas metas?
Para lograr estas metas, la mayoría de las veces nos ponemos fechas límites (deadlines) a futuro, ya sean días, meses o años. El único problema es que a veces cumplimos con estas deadlines en el último momento, e incluso a veces no las cumplimos y tenemos que posponer o cancelar nuestras metas. Por ejemplo, Cosi Irracional quiere ir a un museo a ver la exposición del maestro renacentista Emilín, que sólo durará un mes. Al principio tiene la percepción de que hay tiempo de sobra para planear la visita (no existe un sentido de urgencia) y posiblemente le preste más atención a cosas que considera más importantes en ese momento, pero conforme se acerca el fin del mes (deadline para ver la exposición) se dará cuenta que ya no le queda tanto tiempo y termine yendo al museo el último fin de semana (junto con miles de personas más que piensan igual que él).
Siempre tenemos una percepción positiva del futuro, en el que nos visualizamos realizando todas nuestras metas en tiempo y forma ¿pero por qué a veces nos cuesta tanto cumplir a tiempo con las deadlines? ¿Será porque el futuro está en el futuro, y en el momento en el que estamos ahora lo vemos como algo aún lejano sin tanta importancia como el presente? El hecho de que el tiempo pase no significa que nuestra percepción del mismo sea igual, ya que en ocasiones creemos que tenemos tiempo de sobra para hacer las cosas, pero es lo contrario. A veces el principal problema consiste en el momento en el que empezamos a hacer las cosas.
Tu & Soman (2014) proponen que la gente categoriza el tiempo de los eventos futuros en dos categorías: “como el presente” y “diferente al presente”. En la primera categoría la gente trata los eventos y las tareas futuras en el mismo espacio temporal que el presente, por lo que es más probable que inicien más pronto una tarea para cumplir la meta propuesta que en la segunda categoría. Para comprobar esta categorización realizaron cinco estudios, de los cuales comentaremos dos.
En uno de los estudios le pidieron a dos grupo de granjeros en India que abrieran una cuenta de ahorros donde al final de 6 meses ahorraran 5,000 Rs; quién lo lograra además recibiría un incentivo monetario. Al primer grupo se les pidió que comenzaran en junio con una deadline en diciembre, y al segundo grupo se le pidió empezar en julio con una deadline en enero; el momento para abrir la cuenta y empezar ahorrar dependía totalmente de ellos. A pesar de contar con el mismo número de meses para realizar el objetivo, los granjeros con una deadline en diciembre fueron claramente más propensos a abrir una cuenta inmediatamente (31.86%) que aquellos con una deadline en enero (8.09%). De la misma manera, el primer grupo fue más propenso a ahorrar la cantidad requerida (27.95%) que el segundo grupo (4.42%). Para evitar problemas potenciales de control entre los participantes, se realizó una prueba similar en laboratorio con estudiantes de la Universidad de Toronto, consiguiendo resultados muy parecidos.
En otro estudio diferente le pidieron a los participantes responder qué tan pronto empezarían a trabajar en cierta tarea si tuvieran que comenzar en abril 24 (vs. 25, vs. 26, vs 27) con una deadline en abril 29 (vs. 30, vs. 1 de mayo, vs. 2 de mayo).Los resultados mostraron que la disposición para empezar a trabajar disminuyó radicalmente cuando la deadline se movió de un mes a otro, aunque el número de días fuera el mismo.
En los dos escenarios el cambio de año y de mes, respectivamente, sirvió como punto de referencia para categorizar el tiempo que tenían los participantes para lograr sus objetivos. Los participantes con deadlines en diciembre y abril categorizaron su deadline “como el presente” y por lo tanto la percepción de inmediatez los movió a la acción, mientras que los que tenían deadlines en enero y mayo categorizaron su deadline como “diferente al presente” y la percepción que tenían de que fuera algo “alejado” no los hizo concentrase tanto para cumplir a tiempo.
Una simple categorización adecuada del tiempo que tenemos para realizar una meta puede generar un cambio en nuestra percepción del tiempo y nos puede ahorrar mucho estrés, desvelos y problemas. Si Cosi Irracional comienzaa categorizar sus deadlines para percibirlas en el presente y no en el futuro, ¿crees que pueda cumplir sus metas como comprar una lancha?